Próxima sesión de «Otra economía es posible»: «Meter al dinero en cintura»

El dinero es mentira, sólo las personas son verdad”, decía una de las pancartas que pudimos leer en Madrid en la gran manifestación del 15-O (15 de octubre de 2011). En Zimbabue –cuenta el periodista y escritor David Trueba— venden como recuerdo billetes de cien millones de dólares, emitidos durante la monstruosa hiperinflación de 2008. “El dinero” –escribe el economista ecológico Herman E. Daly—, “junto con la rueda y el fuego, se encuentra entre las invenciones más antiguas sin las cuales el mundo moderno no podría haberse desarrollado. Pero es mucho más misterioso.Es una unidad de cuenta que cambia de tamaño como una vara de goma; un depósito de valor que puede aumentar de tamaño o contraerse en el tiempo; un medio de cambio que frecuentemente nunca sale del banco…”  

Pero si el dinero fuese mentira ¿cómo podría gobernar nuestras vidas de la forma en que lo hace? ¿De qué clase de “mentira” se trata? ¿Cómo cabría lograr que la “economía de verdad” no se vea subyugada por esa “mentira”? ¿Y cómo pueden las personas que “son verdad” recobrar grados de libertad, autonomía real, frente al ámbito de lo económico y financiero, sea cual fuere el juicio sobre los niveles de verdad y mentira que identifiquemos ahí?

La economía tiene leyes: pero no son leyes como las que encontramos en la física o la biología (como la ley de la gravedad, la ley de la entropía o la ley de Lindeman). Son regularidades que se derivan de las prácticas y convenciones sociales. Con otras prácticas, inspiradas por otros valores (buscar la reciprocidad en los intercambios en vez de perseguir el beneficio privado, pongamos por caso), tendríamos otras leyes económicas.

En marzo de 2011, en las páginas del diario Público, José Manuel Naredo recuperaba una vieja propuesta de reconstrucción del sistema monetario internacional que quizá siga ofreciendo perspectivas fértiles:

En los últimos años más que replantear se ha tratado de reanimar el capitalismo financiero imperante, permaneciendo indiscutidas las bases del sistema monetario internacional que alimentó la crisis y los problemas posteriores, como es el trepidante auge de los precios de las materias primas que ahora amenaza la pretendida recuperación. Indiscutiblemente el crecimiento de los agregados monetarios ha creado adicción en los países, aunque cada vez tenga menos que ver con la calidad de vida de la gente. Y todos los gobiernos del G-20, encabezados por el de Estados Unidos, quieren forzar ese crecimiento con numerosos estímulos poco ortodoxos, como es el de convertir deuda privada en deuda pública y hacer que los bancos centrales emitan dinero para comprar esta última. El resultado de todo esto es un enorme aumento de liquidez que las empresas emplean en prácticas especulativas, ya que la atonía de la demanda apenas les exige ampliar sus instalaciones. Ante la incertidumbre que hoy generan las inversiones bursátiles e inmobiliarias, una parte importante de esta liquidez se invierte en materias primas y sus derivados financieros, elevando espectacularmente sus cotizaciones.

Todo esto se debe a que los estados emiten moneda sin respaldo ni consenso internacional alguno, ya que el actual sistema no tiene ninguna referencia monetaria universal, como en su día lo fue el oro. Las inversiones especulativas en materias primas se cortarían de raíz estableciendo un sistema monetario internacional que vinculara la (o las) moneda(s), no sólo al oro, sino a una cesta de materias primas, como propusieron Hart, Kaldor y Tinbergen en 1964 y como defendió políticamente Mendès-France. Pese a la actualidad de esta propuesta, nadie habla de ella. No en vano la moneda es la bisagra que une la economía con el poder y esta propuesta desplazaría la hegemonía financiera de EEUU hacia los países exportadores de materias primas. La ironía del destino hace que no sea el sistema monetario internacional el que se apoye en los stocks de materias primas negociados en instituciones tan asentadas como el London Metal Exchange, sino el sinnúmero de productos financieros asociados a ellos, que está hoy en el punto de mira de los inversores.”

José Manuel Naredo, “Materias primas y sistema monetario internacional”, Público, 1 de marzo de 2011

Un par de meses después, el impulso crítico y emancipatorio que se liberó en las manifestaciones del 15-M, y las acampadas en plazas y calles que siguieron, hizo posible una discusión abierta sobre cuestiones económicas fundamentales en círculos mucho más amplios de lo que antes era el caso. Nos consta el interés que la propuesta de Pierre Mendès France –y otros políticos y economistas de los años 60-70 del siglo XX— recuperada por Naredo ha suscitado tanto en las comisiones de economía del M15M (Movimiento del 15 de Mayo) como entre los círculos de economía crítica y economía ecológica que hoy siguen planteando alternativas frente a los dogmas neoliberales/ neoconservadores que aún prevalecen. Con el análisis que ofrecemos a continuación, queremos aportar nuestra contribución a esa necesaria formulación de alternativas […].

El dinero, más allá de sus funciones técnicas (unidad de cuenta, medio de cambio), ha sido, desde sus orígenes, un instrumento de poder -y por cierto que uno de los más importantes-. Por eso las propuestas de reforma monetaria pueden alcanzar una importancia que desborde lo meramente económico para extenderse hacia lo social, lo político y lo ecológico. En su conferencia, Jorge Riechmann analiza una notable propuesta cuyas raíces se hunden en el siglo XIX, pero que continúa presentando una radical actualidad en nuestros días: la idea de una moneda internacional basada en materias primas, que quizá permitiese reducir las inaceptables desigualdades entre países y anclar más sólidamente la economía real a su base biofísica.

Tras la ponencia y el debate, habrá ágape ¡Puedes traerte algo de comer y/o beber para compartir!

Bibliografía:

Artículo sobre la propuesta de una moneda internacional basada en materias primas:

Alternativas al sistema monetario actual, un breve repaso

 

 



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1 respuesta a Próxima sesión de «Otra economía es posible»: «Meter al dinero en cintura»

  1. Santiago Herranz dijo:

    El Ayuntamiento de El Escorial en una Junta de Gobierno reciente ha concedido el permiso «provisional» para la construcciòn de una capilla en la finca de Prado Nuevo. Pretenden cubrirse con el eufemismo «provisional» en una finca rùstica de especial protecciòn, nivel 1. ¿Hay alguien dispuesto a hacer algo?

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